...generalmente los lunes por la tardecita, en la ciudad de San Francisco se reúne un grupo de personas a escribir y a motivarse a escribir, a fabricar bollitos de papel con misterios en su interior, a escribir, a leer, a escuchar, a hacer bollitos de papel, a escribir...

24 julio 2005

El miedo

Tomatoso

Miedo. Siempre tuve miedo. Hoy mamá cocinó pastas. Yo estaba en la cocina. Todo parecía normal hasta el momento en que ella comenzó a preparar la salsa. Y tuve miedo. Vi los tomates, vi el tojo, vi el jugo deslizarse por las manos, vi el filo del cuchillo, vi su rostro inmutable, frío, y tuve miedo.
Hoy no almorcé, hoy le agarré asco a los tomates.


Namibia era un buen lugar para enamorarse

Estoy mirando fotos. Recuerdos que parecen borrarse de mi mente, pero inevitablemente vuelven. Tengo bronca, impotencia, que se yo. Te sigo queriendo. Me pregunto si nos llegamos a conocer. Fueron cuatro años; cuatro años, tres meses y tres días exactamente.
Nunca entendí muy bien tu obsesión por Namibia. Claro, yo pensaba en Paris, Nueva York y todo eso.
Ahora me confundo, se mezclan mis sentimientos. Tengo ese miedo, si, miedo a la soledad, miedo al fracaso, ese miedo que te da vueltas la cabeza, que te carcome el cerebro.
Creo que nunca debí decirte que no. Tal vez, Namibia era un buen lugar para entenderte. (Y para entenderme):


Carrá 2228

Me trajo María, si. Me invito, insistió. Me convenció de que yo podía estar acá, ahora, escribiendo, en una especie de juego literario. Yo, la verdad no sabía si venir. Y si, tenía miedo. Miedo a lo desconocido, al ridículo, a no encajar, a ser sapo de otro pozo. Sabía que vení a la casa del “pelado”, que seguramente iba a estar el “negro”, que efectivamente está, pero igual, tenía miedo.
Siempre me cuesta arrancar. Entrar en el grupo. Ustedes se habrán dado cuenta. ¿Vieron que cuando llegué, me senté y me puse a leer?. Bueno, si, en lo estrictamente lógico, tenía una revista en mis manos. En realidad voy a confesarme: era un arma de defensa. Sí. Una vía de escape. A ustedes les habrá pasado.
Ahora estoy más tranquilo. Igual tengo miedo, miedo de lo que estarán pensando de mi, mientras estoy en silencio, mientras escribo, mientras leo todo esto. Es un juego esto de escribir, una forma de encontrarnos, pero igual yo los miro y tengo miedo. Ustedes perdónenme.

Leo

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