partesdelcuerpo+alimento+oficio (Pelado Rodríguez version)

Bailarina
De ella todo me gusta, pero sus hombros... Digo, la forma en que ella se para: estilizada, sus hombros casi detrás como alas de ángeles. La conocí en el gimnasio. Yo iba a hacer step dos días a la semana y otros tres hacía aeróbics. Y en el salón de al lado, ella practicaba danza diariamente con un instructor. Un día la invité a comer algo a mi casa. Fue muy de zopetón. "Fideos", propuse. Me contestó que no.

Festejos
A Ariel lo ascendieron a gerente de planta en el Banco de Córdoba. Fue un jueves. Trabajó el viernes y el sábado festejó con todos: al mediodía, un guiso de lentejas con la vieja; de sobremesa, una bolsita que poco casi nada tardó en perderse por la naríz.

Asado
A Jorge le pica la oreja izquierda. "Tu mujer se te está cagando de risa", le dice Héctor en carcajada. Jorge tiene la oreja bien colorada. Sábado al mediodía, sábado de mayo; asado asamblea de cartoneros en proceso de organización sindical. A Jorge le tocó hacer el asado, la distribución del trabajo es por capacidad y a Jorge, los asados le salen riquísimos. Héctor sólo sonríe en la otra punta de la mesa. Es un asado para seis, pero Diego no vino. Abunda el vino y la carne, pero falta el chimichurri. Venía con Diego. Es su especialidad.

Tiempo
¿Qué querés que haga? Ya sé que es raro, pero no me sobra el tiempo. A las 12 llega Eber, así que tipo 11 y media hago un stop y vengo a cocinar. Y la prostitución es así, ¡viste!: como otras veces tengo el tiempo más holgado, ahora en este puto y preciso momento, me toca responder tus preguntas, lavarme la concha y cocinarle la tarta de remolacha con roquefort al Eber. No me mirés así, boludo, no te hagas ilusiones: por más que tengas toda la plata del mundo, en este momento a esta concha sólo la higienizo. No tengo tiempo para más.

Descanso
La boca de Miguel hace movimientos de babosa; su desdentada desgrana galletitas Desayuno con paté de foi. Este mediodía digno de enero, azota desde dos frentes criminales: el calor y la humedad. Miguel almuerza menú liviano, su panza transpirada impregna de inmundo olor una camiseta agujereada. Miguel es pintor de obra y este miércoles sanfrancisqueño, llegó a trabajar a las 6 y media. Son las 12 y cuarto, y recién para la nochecita planea encarar la vuelta para su casa. Entonces saborea el paté y las galletitas, mientras proyecta pegarse una siesta.

¡Astróloga!
Recién acababa de hacerle el orto. Recién, recién. Ella, todavía recostada, se recuperaba con dificultad. Entonces arremetí con ingratitud: "quiero comer algo, Sonia". "Hay empanadas en la heladera, boludo". "Bueno, bueno, a mí me decís las cosas bien, ¿estamos?". "Estoy hecha mierda, boludo, me duele el orto". "Más bien que te va a doler, Sonia, mirá la tararira que tengo, también". "No es joda, boludo, me duele el orto, me duele en serio". "Y... ¿no sos medio bruja vos? ¿Por qué no te curás con algún gualicho?". "Soy astróloga, boludo, ya te lo dije mil veces, ¡as-tró-lo-ga!".